lunes, 28 de marzo de 2011

Ya estaba preparada para unirme con voz dubitativa a un cántico comunal destinado a traer la paz a todas las gentes del planeta, mover conciencias y hacer que llueva café en el campo (para que en conuco no se sufra tanto, como ininteligiblemente decía la canción), cuando de repente el chico se puso de pie y dijo "me vais a tener que disculpar, pero es que esto no va conmigo... Como en todo el barrio no hay un solo bar, entré a usar el baño... Y de verdad que no me puedo quedar, que es que me da la risa".

El chico salió y yo me quedé pensando que si bien no era la única impostora iba camino de ser la única cobarde... Así que me levanté como un resorte y aprovechando la confusión, murmuré algo a cerca de tener un pollo en el horno y mogollón de papeleo (no era cuestión de que en vista de los resultados cerraran el w.c al público) y salí por la puerta como una exhalación.


El prófugo le estaba quitando la cadena a un R1 blanca muy nueva y me dedicó una sonrisa divertida, yo me limité a enarcar las cejas, mientras me ponía el abrigo. "¿vives muy lejos?" me preguntó "En Pacífico" le contesté ambiguamente.


Y con la moto ya arrancada, antes de meter la cabeza en el casco, contestó "lástima de falda, si no te ofrecería llevarte".


Lo cual, a pesar de haber dejado hace tiempo de ser de esa clase de chicas que montan en moto con desconocidos me sentó como un tiro.



¿Moralejas? Primero, que las faldas de tubo sin incompatibles con la mayor parte de los aspectos de la vida (incluidos subir escaleras, montar en moto y mear en la calle) y segundo, tal como dice el anuncio de la cerveza Schneider, es mejor ser uno mismo, porque "el mundo te necesita como sos".


http://www.youtube.com/watch?v=qMp-8TA_FFc



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